¡Cuidado: todo el mundo te está mirando!
Somos adultos, tenemos derecho a hacer lo que queramos y no queremos que nadie nos juzgue. Lamentablemente, esta actitud popular no es la que debe tener un hijo de Dios, al menos por dos razones.
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Somos adultos, tenemos derecho a hacer lo que queramos y no queremos que nadie nos juzgue. Lamentablemente, esta actitud popular no es la que debe tener un hijo de Dios, al menos por dos razones.
Cuando tenemos que tomar una decisión o analizar una situación, es mejor utilizar los hechos que nuestras emociones. Este consejo es práctico para todas las áreas de nuestra vida, incluida nuestra vida amorosa.
A menudo somos probados en nuestro caminar cristiano; debemos resistir todo tipo de tentaciones. Sin embargo, a veces resistir es demasiado difícil. Entonces tenemos que pasar al plan B.
“Abre los ojos de mi corazón…”, dice el himno popular de Paul Baloche. Y lo cantamos a todo pulmón. Pero, ¿hacemos de ello una oración? Podemos estar tan distraídos por lo mundano que nos olvidamos de la eternidad.
A veces nos sentimos obligados a responder a una ofensa contra nosotros infligiendo la misma ofensa a quien nos la dio. Queremos “hacerles pagar”. Esta forma de resentimiento solo siembra veneno en nuestras relaciones.
Cantamos hermosos cánticos a nuestro Dios, diciéndole que nos rendimos a Él, que Él es nuestro Rey. Pero en el día a día, ¿es realmente nuestro Dios o sólo una fuente entre muchas otras?
Nuestro Padre Celestial es tan generoso. Cuando seguimos Sus caminos, Él nos conduce a maravillosas bendiciones. Pero cuidado, si no cuidamos bien estos hermosos frutos de Dios, pueden pudrirse y envenenar nuestra vida.
En estos días no es raro que una pareja no creyente se mude junta sin estar casados. Pero, ¿y los cristianos? ¿Deben los hijos de Dios abstenerse de cohabitar hasta que estén casados?
“Ningún sexo antes del matrimonio” es un principio fuertemente promovido por todas las iglesias cristianas. Sin embargo, algunas personas señalan que ningún versículo habla de sexo antes del matrimonio. ¿Tenemos razón al creer que esto es realmente lo que Dios quiere?
Todo lo que Dios ha creado es maravilloso. Es una forma de recordarnos el amor y el poder de Dios. Pero también nosotros somos su creación: ¿nuestra vida lleva a quienes nos rodean a alabar a Dios?
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