Por Caro Junio 17, 2022
¿Tu nueva relación romántica es bastante complicada? Algunos os dirán que si es difícil, es que no viene de Dios. Otros, por el contrario, creen que las oposiciones son una señal de que estás en el camino correcto. ¿Qué creer?
Algunos pasajes a veces parecen contradictorios en la Biblia. En el Salmo 34:19 dice: “El justo pasa por muchas aflicciones…”, pero el Salmo 91:10 dice: “no te sobrevendrá ningún mal…” ¿Cómo explicas eso? Muy sencillo: Dios desea lo mejor para nosotros, pero el mundo en que vivimos y nuestra propia naturaleza carnal han caído, lo que nos mete en todo tipo de aprietos. A veces nuestros conflictos son fruto de nuestra propia inmadurez, y otras veces, de situaciones externas.
La gran mayoría de los proyectos que emprendemos vienen con su parte de desafíos. Lo mismo ocurre con la búsqueda del ser amado. Sin embargo, algunos desafíos nos obligan a luchar y otros nos muestran que debemos romper esta relación. Es importante identificarlos bien para no romper una relación por nada, o mantener una relación por nada. Nadie quiere perder el tiempo, ¿verdad?
Los desafíos “aceptables” son aquellos que dan forma a nuestro carácter o nos acercan a Dios.
-Un ataque a tu orgullo
Cometiste un error y la otra persona te lo señaló. En vez de pedir perdón, de aceptar tu metedura de pata, te pones a discutir, a señalar las faltas del otro, se aviva la llama… Este tipo de tormentas son frecuentes, pero tu orgullo no tiene cabida en una relación. ¡No rompas una relación porque tu orgullo está herido! Aprende a servir y crecer.
-Persecución de sus seres queridos “no salvos”
Aquellos que no están llenos del Espíritu Santo no tendrán los mismos estándares de pureza que tú. Si esto te trae críticas, burlas, no rompas tu relación, ni comprometas tu fe para asimilarte al mundo. ¡Siéntete orgulloso de ser diferente y hazte cargo!
-Restricciones financieras
Tu amante tenía buenos ingresos, ya hablabas de los viajes que ibas a hacer una vez casados, estaba feliz de pagar todos tus pequeños tratamientos estéticos… Pero ahora, acaba de perder su trabajo. O era tan infeliz en su lugar de trabajo que decidió volver a la escuela. No debes romper una relación por razones monetarias. Necesitarás tener una buena conversación al respecto, para asegurarte de que se tome en serio sus planes, pero el dinero no debería ser una barrera para tu amor.
-Relaciones a distancia
Si la persona tiene que mudarse al exterior por un tiempo determinado, que te aseguren que volverá, no debes romper. Es un gran desafío para tu pareja, pero también hay ventajas en vivir una relación a distancia. Obviamente, si ella se muda sin deseos de regresar y usted no quiere mudarse, debe dejar esa relación. Pero si es solo por un tiempo aceptable para ambos, no rompa una buena relación por ese motivo. Es una tormenta, sí, pero una que los ayudará a concentrarse en lo esencial de su relación: conocerse.
-Deseos de la carne
Si ardes en deseo por el otro y te atormenta tanto que ya no puedes estar a su lado permaneciendo santo en tus pensamientos, ¡ayuna! ¡Arrepiéntase, busque el rostro de Dios, tome una ducha fría o pídale a su pastor que ore por su liberación! ¡Esta no es una razón para romper o una razón para empujar al otro a ceder a tus avances para “aliviarte”! Es una tormenta, sí, pero hay que capearla para fortalecernos en Cristo.
Los desafíos que son señales de alerta que indican que es posible que deba terminar su relación son aquellos que lo alejan de Dios o socavan su integridad.
-Doctrinas opuestas
Si no comparten la misma fe en absoluto, ni siquiera intenten continuar la relación. Tu fe es la base de tu relación; Dios siempre debe estar primero. Puede que tengas algunas pequeñas discrepancias doctrinales, pero si tu base espiritual es totalmente opuesta, si uno de los dos socios no renace por ejemplo, retrocede. Tu salvación es más importante que tu estatus social.
-Todo tipo de violencia
Ya sea porque eres demasiado orgulloso, porque te gusta discutir o porque te resulta divertido decir cosas sucias a tu pareja, tu relación está envenenada. Sin respeto mutuo, su relación no durará. Además, tal comportamiento es lo contrario de lo que Cristo te pide que tengas. Si están discutiendo constantemente y hay abuso físico o verbal, es una señal de que necesitan separarse.
-Rechazo de familiares y amigos.
Siempre habrá mamás que no puedan encontrar una mujer lo suficientemente perfecta para su hijo. Eso no es de lo que estamos hablando aquí. Si tanto tu familia como casi todos tus amigos te dicen que no se llevan bien juntos, frena la relación y piénsalo bien. Si los que más te conocen tienen dudas, escúchalos. No deberías tener que aislarte de todos los que te rodean para relacionarte con alguien.
-Si tienes que negarte a ti mismo
Dios nos creó a todos diferentes. Con algunas personas tendremos más afinidad que con otras. Si tienes que cambiar el núcleo de tu personalidad para mantener tu relación con una persona, tu relación está condenada al fracaso. Todos tenemos algunos ajustes y sacrificios que hacer, pero nunca deberíamos tener que cambiar el núcleo de nuestra personalidad, esos dos o tres puntos que realmente nos definen.
-Relaciones secretas
Si usted (o el otro) quiere mantener la relación en secreto, ¡eso es sospechoso! No tienes que besarte apasionadamente delante de todos, pero si nadie a tu alrededor sabe de tu relación, ¿qué tienes que esconder? Para asegurarse de que su relación esté bien construida, debe buscar consejo o buscar una pareja madura en Cristo a quien decidirá estar en deuda para mantenerlo en la santidad. Si tu novio quiere mantener su relación en secreto, ¡huye!
-Falta de confianza
Si tu pareja no confía en ti, se niega a hablar contigo sobre partes importantes de su vida (como decirte dónde trabaja) o está muy celoso, probablemente tenga muchas más heridas emocionales que necesitan ser sanadas. Dios no te pidió que fueras un salvador. Guíe a esa persona a Cristo y a la ayuda profesional si es necesario, pero sostenga su corazón durante el proceso de curación. Es mejor esperar hasta que esta persona se cure antes de enamorarse de ella.
Identifica bien tus batallas. Lucha donde sea necesario, para crecer y fortalecerte, pero huye donde corres el riesgo de perecer, emocional o espiritualmente.