Por Caro Octubre 14, 2022
Cuando hace mucho calor, nuestros ojos perciben charcos en los caminos. Sin embargo, avanzando por la carretera, nos damos cuenta de que no hay nada mojado. Fue solo un espejismo. ¡Nuestro razonamiento puede estar equivocado, y esto, en todas las áreas!
Dios nos dio ojos para ver lo que está frente a nosotros y para entender nuestro mundo. Pero esta vista nunca es perfecta. Nos puede llevar a creer todo tipo de ilusiones. El enemigo se aprovecha de esta debilidad para llevarnos a pensamientos derrotistas ya veces incluso degradantes. Sus argumentos parecen lógicos y reales, pero si lo que ven nuestros ojos o lo que oyen nuestros oídos no está de acuerdo con la Palabra de Dios, es una ilusión.
Por eso es bueno tomarse el tiempo de analizar nuestros pensamientos, para ver si realmente vienen de Dios. Si nos damos cuenta de que esto no es lo que Dios dice acerca de nosotros, entonces debemos rechazar estos pensamientos derrotistas. “Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Corintios 10:5 NVI) la dirección de nuestra vida, debe ser la Palabra de Dios (Salmos 119:105).
Si pensamos que nuestra pareja va a romper la relación porque somos demasiado feos, demasiado gordos, tenemos que negar ese pensamiento porque el Salmo 139:14 dice: “¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!” (NVI). Si creemos que esta hermosa historia de amor no puede durar, porque siempre terminamos siendo rechazados, debemos rechazar este pensamiento, porque no somos rechazados. “Porque para el Señor tu Dios tú eres un pueblo santo; él te eligió para que fueras su posesión exclusiva entre todos los pueblos de la tierra” (Deuteronomio 7:6 NVI).
¿Crees que no eres importante? ¡Qué ilusión! Isaías 43:4 dice “A cambio de ti entregaré hombres; ¡a cambio de tu vida entregaré pueblos! Porque te amo y eres ante mis ojos precioso y digno de honra” (NVI). Te viene la idea de que nadie podrá amarte. ¡Ridículo! La Palabra de Dios dice lo contrario: “¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él” (1 Juan 3:1 NVI). Rechazar pensamientos que nos hagan sentir víctimas (Romanos 8:37), o que nos hagan pensar que estamos solos en el mundo (Josué 1:9). No tengas miedo de ser demasiado débil ante las tentaciones, ¡Isaías 40:31 dice que nuestra fuerza viene del Señor!
Pero ojo: las ilusiones que afectan a nuestro destino no son todas degradantes. A veces estas ideas que nos paralizan parecen legítimas y cómodas. Cuando la serpiente instó a Eva a desobedecer a Dios, los ojos de la mujer encontraron el fruto hermoso y apetecible (Génesis 3:4-5). La serpiente acababa de sembrar la ilusión en los primeros humanos de que podían ser sus propios amos, que podían ser dioses y tener el control de sus propias vidas. ¿No es eso todavía lo que el enemigo está haciendo hoy? Ser nuestro propio jefe es una ilusión cómoda, pero peligrosa. Cuando tomamos el control, perdemos la protección y la provisión de Dios.
Cuando le pedimos a Dios que cambie esto o aquello de nuestra pareja, ¿no nos estamos poniendo por encima de Dios, dándole órdenes? Somos sus siervos. Debemos acercarnos con reverencia y con espíritu de servicio. “Señor, quiero que esto cambie. Tú, ¿estás de acuerdo? Y si es así, ¿qué quieres que haga, Señor?” Cuando nos quedamos en nuestra casa con los brazos cruzados diciendo “Bueno, si Dios lo quiere, lo hará”, también estamos en una ilusión. Si dejamos nuestros sueños en Sus manos, significa que esperamos Su dirección en estas áreas, ¡no que esperamos que Él haga todo por nosotros!
“Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor” (Lamentaciones 3:40 NVI) ¿El dolor que sentimos proviene de una mentira del enemigo o de nuestros pensamientos? ¿Nuestra insatisfacción viene de una ilusión, de una vida imaginaria, que nada tiene que ver con tener el plan de Dios para nuestra vida? ¿Nuestra decepción proviene de un espejismo de felicidad que pensábamos que podíamos alcanzar por nuestros propios medios? Hijos de Dios: ¡no nos dejemos seducir!
(Este artículo es el resumen de la conferencia del 24 de septiembre de 2022, que puede ver en francés o inglés siguiendo este enlace).