Por Caro Febrero 9, 2024
Hay ciertos pasajes de la Biblia que a veces parecen contradictorios. Para entenderlo, debemos estudiar realmente los pasajes y lo que luego descubrimos es una verdadera joya.
Durante uno de nuestros grupos focales para solteros cristianos, un participante dijo: “Dios nunca nos tienta más allá de nuestras fuerzas”. Esta es una declaración que parece muy espiritual porque es una mezcla de varios versículos. En esta declaración tenemos el versículo 1 Corintios 10:13 (JBS): “No os ha tomado tentación, sino la humana; mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis llevar; antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar”. Así como el pasaje de Mateo 6:13 (JBS): “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el Reino, y la potencia, y la gloria, por todos los siglos. Amén."
¿Podría Dios llevarnos a la tentación? Sin embargo, hay otro versículo que parece decir lo contrario. “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios; porque Dios no puede ser tentado de los males, ni él tienta a alguno” (Santiago 1:13 JBS). Para entenderlo, debemos estudiar la definición de la palabra “tentación”. Cuando buscamos en Internet imágenes de la palabra “tentación”, los motores de búsqueda nos ofrecen postres o mujeres con poca ropa. De hecho, esta es una definición de la palabra “tentación”, pero la Biblia tiene otra.
La palabra traducida “tentación” en varios versículos del Nuevo Testamento proviene del griego “peirasmos”. En realidad, esta palabra puede traducirse como “tentación”, un estímulo para cometer un pecado, para desobedecer a Dios. Pero como dice Santiago 1:13, Dios nunca animaría a sus hijos a pecar porque sabe que el pecado parece bueno, pero siempre es perjudicial para nosotros. ¡Ningún padre presionaría a sus hijos a hacer algo que pudiera lastimarlos! “Dejemos abierto el fuego de la estufa para probar a nuestro hijo, para ver si toca el fuego o nos obedece y se aleja de él”. Ningún padre en su sano juicio pensaría así, y mucho menos nuestro Padre perfecto. Cuando se trata de tentar a un hijo de Dios a pecar, sólo hay una fuente posible: el diablo.
Sin embargo, la palabra “peirasmos” también tiene otro significado. Puede usarse para describir una prueba de nuestro carácter, una forma de demostrar nuestro valor. Dios a veces quita la adversidad de delante de nosotros, pero a veces prefiere caminar con nosotros a través de la adversidad, sabiendo que esta prueba fortalecerá nuestra fe, nos acercará a Él, nos enseñará una lección esencial. “Bienaventurado el varón que padece con paciencia la tentación, porque cuando fuere probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” (Santiago 1:12 JBS). Esto es claramente lo que Jesús pedía en su oración cuando pidió al Padre que no lo llevara a la tentación. Más bien, es pedirle al Padre que nos evite el sufrimiento, en la medida de lo posible. Lo que nos recuerda la misma oración que hizo Jesús en el Monte de los Olivos. “Diciendo: Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42 JBS).
Es un poco como una madre que deliberadamente se desvía en un supermercado para evitar el pasillo de dulces, sabiendo que su hijo hará un berrinche para conseguirlos. El pasaje “No nos dejes caer en la tentación” podría interpretarse como “Padre, guíame por un camino donde no tenga batalla con mi carne”. Para un cristiano que está saliendo con alguien, la oración podría ser “Señor, no me permitas tener pensamientos sexuales sobre mi pareja: todavía no estamos casados. Ayúdame a frenar para que esto no me lleve demasiado lejos”. Es una forma de entregar el control de nuestras vidas a las manos de Dios, confiando en que Él nos guiará por un camino seguro. Es confiar en Dios que si tenemos pruebas de carácter en nuestro camino, son pruebas que Dios sabe que podremos superar (1 Corintios 10:13).
Es importante hacer esta distinción y darnos cuenta de que Dios nunca nos tentará a pecar. La tentación a pecar no es un medio que Él utiliza para formar nuestro carácter. No tenemos que quedarnos sentados esperando que desaparezca la tentación de pecar. No, si somos tentados a pecar, es una sugerencia del diablo que quiere destruirnos, por eso debemos luchar con autoridad. No es pecado que debemos soportar con paciencia. Estas son las pruebas de nuestra fe, las aflicciones y adversidades que debemos soportar. Dado que Dios está perfectamente sano, no puede estar con nosotros en el pecado. Pero en tiempos de prueba, cuando somos tentados a desanimarnos, podemos levantar la cabeza sabiendo que Dios está entre nosotros y Él no permitirá que esta prueba nos destruya.