Por Caro Junio 7, 2024
¡Es muy raro en la Biblia hablar de las grandes cualidades de la serpiente! Por eso, cuando Jesús nos pide que lo imitemos, debería sorprendernos lo suficiente como para hacernos pensar. ¿Qué nos enseña este pasaje?
Cuando Jesús envió a sus discípulos a difundir las Buenas Nuevas del Reino en las aldeas circundantes, les dio instrucciones asombrosas. “Tengan ustedes en cuenta que los estoy enviando como a ovejas en medio de lobos; así que sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 10:16 RVC). Un poco de investigación léxica nos enseña un curso de acción a seguir para permanecer fieles a Dios. La palabra traducida como “prudente” en español proviene de la palabra griega “phronimos” que significa: pensar cuidadosamente, calcular nuestras acciones. Esta es la misma palabra usada en Mateo 7:24 cuando Jesús nos dice que seamos inteligentes y construyamos nuestra casa sobre roca y no sobre arena. A esto también se refiere Jesús cuando habla de un siervo que trabaja para su amo incluso cuando su amo no está allí (Mateo 24:45). Debemos aprender la Palabra, buscar conocimiento y sabiduría, para que podamos discernir las trampas que el enemigo nos tiende. Debemos crecer en madurez para detectar falsas doctrinas o versículos sacados de contexto, y también para poder conocer la voluntad de Dios cuando tengamos que tomar una decisión.
Jesús también dijo a sus discípulos que fueran sencillos como palomas. La palabra traducida como “sencillos” en español proviene del griego “akeraios” que también significa: inocente, sin mezcla, sin mancha. Es sinónimo de la palabra “teleios” que significa: perfecto, que ha logrado su objetivo. Esta no es la primera vez que Jesús nos pide que seamos “perfectos” (Mateo 5:48). Todos caemos alguna vez, pero no debemos aceptar permanecer en el pecado. Aquellos que verdaderamente han entregado su vida a Dios deben tener un profundo deseo de hacer la voluntad de Dios y mantener la santidad (1 Juan 3:3-10). Al compararnos con la serpiente y la paloma, Jesús una vez más nos pide que crezcamos en nuestro conocimiento y rechacemos vivir como el mundo.
En la vida cotidiana, por supuesto, esto significa no sólo leer nuestra Biblia todos los días, sino estudiarla diariamente con el objetivo de aprender algo nuevo. Al igual que el maná que Dios envió a su pueblo en el desierto, Dios tiene lecciones que enseñarnos todos los días. La lección de ayer puede no ser útil hoy. Necesitamos cada día una palabra nueva de Dios, como nuestro pan de cada día. Pero esta palabra no sólo debe quedarse en nuestra cabeza, sino que debe llevarnos a cambiar nuestro comportamiento y llevarnos a parecernos más a Cristo que al mundo que nos rodea. Si nuestro comportamiento no es diferente al de la sociedad en la que vivimos, necesitamos un buen tiempo de arrepentimiento. Si estamos tan preocupados por el futuro como nuestros compañeros de trabajo; si no cumplimos nuestras promesas al igual que nuestros padres; Si somos tan pesimistas como los periodistas, es señal de que necesitamos reavivar la llama de nuestra pasión por Cristo.
Para un cristiano que sale con alguien, esto significa no descuidar nuestro estudio de la Palabra de Dios durante nuestro tiempo de investigación. La Palabra de Dios nos permitirá discernir lo que está escondido en la vida de los demás, nos ayudará a conocer la voluntad de Dios para cada decisión en nuestra vida, grande o pequeña. El Espíritu Santo es nuestro aliado en nuestras relaciones. También es Él quien nos ayudará a permanecer en la santidad, a frenar los deseos de nuestra carne y a controlar nuestros pensamientos. Porque todo esto es lo que Jesús nos pide que hagamos.