Por Caro Febrero 14, 2025
Teníamos planes para nuestras vidas, incluso invertimos nuestro tiempo y dinero estratégicamente. Pero aquí estamos, varios años (¡incluso décadas!) después, lejos de nuestros sueños. ¿Está todo perdido?
Durante el último y largo discurso de Moisés, antes de entrar en la Tierra Prometida, se habla de establecer ciudades de refugio. Estos pueblos eran un lugar donde aquellos que mataban accidentalmente a alguien podían acudir a buscar refugio para no ser condenados por asesinato, y por tanto ejecutados. Pero a través de estas prescripciones encontramos un buen tema para la reflexión.
Tomemos como imagen inicial el ejemplo citado en Deuteronomio 19. Imaginemos que los dos hombres mencionados en el versículo 5 eran dos mejores amigos, llamados Joseph y Set. Crecieron juntos, pasando horas en el bosque recolectando insectos. Estudiaron juntos en la escuela, ¡haciendo enojar a sus maestros al poner estos insectos en sus asientos! Cuando eran adolescentes, conocieron a dos hermosas chicas y se casaron el mismo año. Set fue el primero en ser padre y la esposa de Joseph estaba a punto de dar a luz. Así, como lo habían hecho toda su vida, los dos amigos fueron al bosque a cortar madera para construir una cuna. Tenían planes de vida, dos familias que crecerían juntas… entonces, ocurre un accidente. “Por ejemplo, si va al monte a cortar leña en compañía de su prójimo y, al soltar el golpe con el hacha para cortar algún árbol, ésta se suelta del mango y golpea a su prójimo y éste muere; entonces podrá huir a una de estas ciudades, y quedar con vida” (Deuteronomio 19:5 RVC).
La hoja del hacha de Joseph se rompe y golpea accidentalmente a Seth. Este último se derrumba. Joseph corre hacia él, grita pidiendo ayuda aunque no hay nadie alrededor, intenta como puede cerrar la herida, pero la sangre… imposible detenerla. Su mejor amigo, Seth, se aferra a él con las pocas fuerzas que le quedan. Entonces sus ojos se cierran, da su último suspiro y Joseph permanece allí, indefenso.
Joseph estalla en lágrimas, está de luto por su mejor amigo. Se siente culpable, aunque fue un accidente. Pero su destino no termina ahí. Ni siquiera podrá asistir al funeral de su amigo. Debe abandonar rápidamente su pueblo para ir a una ciudad de refugio, para salvar su propia vida. En un instante, todos sus planes se hacen añicos. Perdió a su amigo, su casa, su pueblo, la cercanía de su familia. Tendrá que reconstruirlo todo, en otro lugar, lejos de todo lo que conoce.
¿Lo perdió todo? No, él todavía tiene a su Dios. Dios es el mismo en su pueblo natal que en la ciudad de refugio. Dios comprende el dolor de Joseph y ha provisto una manera de reconstruir su vida. Dios es el elemento que no cambia, aun cuando todo a nuestro alrededor se derrumba.
Puede que nuestra historia no sea tan dramática como la de esos mejores amigos, pero ¿cuántos de nosotros hemos visto nuestros sueños destrozados? Los planes que hicimos para formar una familia no se hicieron realidad. Pensábamos que a nuestra edad estaríamos casados, rodeados de niños y nada. O nos casamos a los veinte años, imaginando nuestra jubilación con él, y nuestra pareja ya no está. A veces podemos sentirnos culpables. ¡A veces incluso son nuestros padres quienes nos hacen sentir culpables! Pero cuando lo piensas, no siempre es 100% culpa nuestra. Ha habido accidentes en el camino, oportunidades perdidas, desvíos inevitables. Por supuesto, podemos aprender de nuestros errores (José seguramente aseguró todas las hojas de sus otras hachas), pero después de estas lecciones, ¿qué nos queda?
Todavía tenemos nuestra fe, nuestro Dios. Al final de nuestra vida, ya sea que haya sido exactamente lo que habíamos imaginado o completamente diferente de lo que habíamos esperado, sólo estará Dios. Un anillo de bodas en nuestro dedo no nos va a abrir las puertas del cielo. Entraremos al cielo con nuestra fe. Podemos perderlo todo en esta Tierra, pero nunca perderemos verdaderamente cuando estemos apegados a Dios. Si tu día no es lo que esperabas, busca refugio en Dios. Él entiende tu corazón y ya tiene otro plan emocionante para terminar tu día con una nota alta.